miércoles, 23 de noviembre de 2011

El Anillo del Nibelungo.



Bien, se nos ha encomendado a los alumnos de mi grupo comentar un libro acerca del tema que estamos tratando, que en este caso son las grandes variaciones de la mitología que hay en nuestro mundo. Yo, personalmente, he decidido no comentar un libro, por lo que aquí dejo el resumen de una fantástica Ópera alemana, titulada “El Anillo del Nibelungo” compuesta por Richard Wagner basada en figuras y elementos de la mitología germánica.
Espero que sea de gran agrado y os anime a escucharla.


El anillo del Nibelungo (Der Ring des Nibelungen en alemán) es un ciclo de cuatro operas, estas óperas son: El oro del Rin (Das Rheingold), La valquiria (Die Walküre), Sigfrido (Siegfried) y el ocaso de los dioses (Götterdämmerung).

  1. El oro el Rin.

La trama se inicia con el Oro del Rin, una masa aurífera que descansa en el fondo del río y que, al ser robada y forjarse con ella un anillo mágico, éste concede a su potador el poder de dominar el mundo, siempre y cuando asuma el precio de la maldición que lo obligará a renunciar al amor.
El enano nibelungo Alberich será quien, al sentirse despechado por las hijas del Rin, unas ondinas que custodian el oro, decidirá asumir la maldición, robar el oro y forjar el anillo.

El dios Wotan (Odín), ha ordenado a dos gigantes que levanten un castillo. Les dará como premio a Freia, la Diosa de la Juventud, pero ésta se niega. Entonces Wotan, de acuerdo con Loge (el semidios del Fuego), decide apoderarse del oro acumulado por Alberich para ofrecérselo a los gigantes en lugar de Freia.
Mientras tanto Alberich ha adquirido un yelmo mágico que le permite hacerse invisible o transformarse en diversos animales. Mediante una artimaña Wotan lo apresa y se hace con el anillo. Alberich pone una maldición sobre todo aquél que desee el anillo.
Los gigantes reclaman el anillo para liberar a Freia. Wotan se ve forzado a entregárselo tras la intercesión de Erda, la Diosa de la Tierra. Uno de los gigantes mata al otro y huye con el oro y el anillo. Finalmente Wotan y otros dioses entran triunfalmente en la fortaleza mágica (Valhalla). En la última escena las ninfas lamentan la pérdida del oro. Loge, quien no puede entrar a Valhalla por ser sólo un semidios, se burla tanto de ellas como de los dioses y anuncia su caída futura.

  1. La Valquiria

Mientras ruge la tormenta, Siegmund el Wälsung, exhausto por ser perseguido por enemigos en el bosque, tropieza con una casa desconocida donde pide refugio. Sieglinde encuentra al extraño y ambos sienten una atracción inmediata. Pero son interrumpidos rápidamente por el esposo de Sieglinde, Hunding, quien pregunta la identidad del extraño. Haciéndose llamar “Woeful”, Siegmund cuenta su vida repleta de desastres, sólo para darse cuenta de que Hunding es pariente de sus adversarios. Hunding, antes de retirarse, le dice a su adversario que se defienda por sí mismo en la mañana. Solo, Siegmund visita a su padre, Wälse, por la espada que aquella vez le había prometido. Sieglinde reaparece, luego de haberle dado a Hunding una poción somnífera. Sieglinde confiesa a Siegmund su infelicidad, con lo cual él la abraza apasionadamente y le jura liberarla de su matrimonio forzado con Hunding.
Mientras la luz de la luna inunda la habitación, Siegmund compara sus sentimientos con el matrimonio del amor y la primavera. Sieglinde lo llama “Primavera” pero le pregunta si su padre era realmente un “Lobo”, como él había dicho anteriormente.
En las altas montañas, Wotan, líder de los dioses, le dice a su hija guerrera Brünnhilde que debe defender a su hijo mortal Siegmund. Yéndose alegremente al tener que hacer la voluntad de Wotan, la Valkyrie se detiene y oye aproximarse a Fricka, la esposa de Wotan y la diosa del matrimonio. Fricka insiste en que Wotan debe defender el matrimonio de Hunding en contra de los deseos de Siegmund, ignorando el argumento implícito de Wotan de que Siegmund podría salvar a los dioses al ganar el Rhinegold de las manos del dragón Fafner, antes de que los enanos Nibelungos lo recuperen. Cuando Wotan se da cuenta de que ha caído en su propia trampa—su poder lo abandonará si no hace cumplir la ley— opta por acceder a las demandas de su esposa. Brünnhilde queda en shock al oír a su padre ordenarle pelear a favor de Hunding. Luego, sola en la oscuridad, se retira mientras se aproximan Siegmund y Sieglinde. Siegmund consuela a la afligida joven, quien se siente indigna del amor de él, y se queda en vigilia mientras ella cae dormida en sus rodillas. Brünnhilde se le aparece a Siegmund como si fuera una visión, y le dice que valla pronto hacia Valhalla, pero cuando él le dice que no dejará sola a Sieglinde y amenaza con matarse a sí mismo y a su novia si no le confiere a su espada algún poder especial que lo ayude a vencer a Hunding. A pesar de la decisión de su padre, Brünnhilde decide ayudarlo y luego desaparece. Siegmund intenta despedirse de Sieglinde cuando oye las trompetas que anuncian el inicio del desafío de Hunding.
Sobre las rocas Valkyries, las ocho hermanas guerreras de Brünnhilde—quienes se han reunido allí rápidamente llevando consigo hacia Valhalla héroes asesinados—se sorprenden al verla entrar con Sieglinde. Cuando se enteran de que está huyendo de la ira de Wotan, temen ayudarla a ocultarse. Sieglinde se encuentra paralizado por la desesperación hasta que Brünnhilde le dice que lleva en su vientre a un hijo de Siegmund. Ansiosa por ser salvada, recibe de la mano de Brünnhilde las piezas de la espada y con gran entusiasmo le agradece a su salvadora mientras ésta corre hacia el bosque para esconderse cerca de la cueva de Fafner, donde espera estar a salvo de la ira de su padre. Cuando el dios aparece, sentencia a Brünnhilde a convertirse en una mujer mortal, silenciando las objeciones de sus hermanas amenazándolas con hacerles lo mismo a ellas. Pero mientras se apacigua su enojo ella pide un favor: caer en un sueño profundo y ser rodeada por una muralla de fuego que sólo el héroe más valiente pudiera atravesarla. Ambos coinciden en que éste héroe será nada más ni nada menos que el hijo de Sieglinde que estará por nacer. Renunciando a su hija con mucho pesar, Wotan besa los ojos de Brünnhilde quien cae dormida y convertida en mortal; luego llama a Loge, el espíritu del fuego, para que rodeara la roca. Mientras las llamas se elevan hacia el cielo, Wotan pronuncia un conjuro por el cual la roca caerá en el olvido para cualquiera que tema a su lanza.

  1. Sigfrido

En su taller en la caverna cercana a la guarida de Fafner, Mime se queja amargamente de que tiene que forjar una nueva espada para Sigfrido, quien ha madurado. El impotente y lleno de odio, Nibelungo ha hecho muchas hojas para su aprendiz, pero siempre las rompe en pedazos cuando las prueba. Aunque Mime le ha ocultado al trastornado de Nothung, la espada mágica forjada por el padre de Sigfrido, porque carece de habilidad para restablecer sus fragmentos. Si él podría hacerlo, con la ayuda de Sigfrido, el cumpliría su sueño de obtener el anillo de Fafner y convertirse así en gobernante del mundo. Un cuerno de caza anuncia el objetivo de Sigfrido, quien aparece con un oso que ha capturado, jugando a asustar a Mime antes de largar al animal al bosque. Impaciente por una nueva espada, Sigfrido consigue el último esfuerzo de Mime, sólo para tener el arma como un juguete en sus manos. Nibelungo confiesa que hace años se encontró con una mujer en apuros en los bosques y la ayudo hasta que murió dando a luz. Su nombre era Sieglinde, y el padre del bebé había caído en combate; por eso el nombre de Sigfrido es un legado de su madre. Conmovidos por la historia, Sigfrido pide que pruebe lo que ha dicho, y Mime les muestra restos de la espada de Nothung. El joven insiste en soldar el arma completa, para que pueda ir al mundo en busca de aventuras. Sigfrido se mete de nuevo en el bosque. Cuando Sigfrido le ordena de nuevo a Mime que termine Nothung, el Nibelungo dice que el carece de la habilidad necesaria, por lo que Sigfrido debe reparar la espada por sí mismo. Mientras el joven descansa, Mime complota para deshacerse de él una vez que el dragón sea asesinado y el tesoro recuperado. Sigfrido termina la espada, corta el yunque con esta y se mete en el bosque.

Esa noche, Alberich mantiene vigilancia cerca de la cueva de Fafner, a la espera de su tesoro perdido, decidido a recuperar el Anillo. Cuando Wanderer lo enfoca, bañando en el miedo de la luz, Nibelungo lo reconoce como Wotan. El dios le asegura que él ya no cuida el Anillo, que el es ahora sólo un observador del destino. Él añade que es Mime a quien Alberich debería temer, porque Mime quiere el oro y trae a un joven y valiente héroe para asesinar a Fafner. Nibelungo esta seguro de que su enemigo lo esta ayudando. Wotan y Alberich despiertan a Fafner para advertirle el peligro que se le acerca, instándole a entregar el anillo, pero Fafner dice que el va a vencer a cualquier atacante. Dios y el Nibelungo desaparecen en las sombras. Cuando Siegfrido se mete en la cueva para inspeccionar el tesoro, Mime vuelve hacia atrás, para ser enfrentado por Alberich. Los hermanos se pelean por el botín, retirándose cuando Siegfrido aparece, quien trae la prueba de su victoria, el Tarnhelm, el cual ato a su cinturón, y el anillo, que lo puso en su mano. Ahora, el Forest Bird advierte a Sigfrido acerca de Mime, quien pronto se arrastra hacia delante, con una bebida envenenada. Leyendo los pensamientos verdaderos del enano, el joven pierde la paciencia con Nibelungo y lo mata, mientras que la risa Alberich hace eco en la distancia. Mientras Sigfrido descansa, lamentando su soledad, el pájaro le dice de una doncella que duerme sobre una roca rodeada de fuego - Brünnhilde, una novia que sólo se puede ganar por un héroe que no conozca el miedo. El joven corre por el bosque hacia la montaña donde duerme.

Por la noche, mientras los relámpagos y truenos amenazan la garganta de las montañas salvajes, Wanderer convoca a Erda desde el sueño. Ocultando su identidad, busca el conocimiento del futuro. Erda evade las preguntas, y el dios, renunciando a sí mismo al destino de Valhalla, dejando el mundo al poder del amor de Brünnhilde. Cuando Sigfrido entra en el desfiladero, Wanderer se encuentra con su nieto, preguntando con humor acerca de sus hazañas y de la espada que usa. Sigfrido responde con arrogancia, enojándose con Dios que trata de bloquear su camino. Salteándose a Nothung, el joven astilla la lanza de Wanderer con un solo golpe. Consciente de que su poder se terminó, el dios recupera las piezas rotas, y luego se desvanece mientras Sigfrido escala la montaña. Dawn entra en la roca donde descansa Brünnhilde. Llegando a la cumbre, Sigfrido descubre una figura armada y dormida, que parece ser un hombre. Sin embargo, cuando remueve la armadura del Valkyrie, el casco y la coraza, se encuentra en su lugar con la primera mujer que ha visto. Con una sensación de temor, invoca el espíritu de su madre, y por último toma coraje para besar los labios de la doncella. Brünnhilde, despierta de su larga siesta, y lentamente se da cuenta de que no está soñando, y que Sigfrido ha llegado. Celebra la luz del sol y su retorno a la vida. Cuando Sigfrido trata de abrazarla, se pone en alerta, diciendo que la pasión de la tierra destruiría su inmortalidad. Pero ella ahora es mortal, ya no es más una Valkyrie, y un fervor de mujer pronto sustituye a la vergüenza y al miedo. Se lanza sobre los brazos de Sigfrido, le dice adiós a las memorias de Valhalla, abandonándose a sí misma por el amor humano, alegrándose aun en los pensamientos de la muerte.

  1. El ocaso de los dioses.

En la cima de la montaña, Wotan y Loge obligan a que Alberich entregue su fortuna a cambio de su libertad. Los dioses le desatan la mano derecha, con la cual utiliza el anillo para convocar a sus esclavos para que presenten el oro a los dioses. Una vez entregado el oro, Alberich pide que se le devuelva el Tarnhelm, pero Loge dice que es parte de la fortuna que requerirá su liberación. Finalmente, Wotan le pide el anillo y aunque Alberich se niega a entregarlo, Wotan se lo arrebata y se lo mete en el dedo. Este acto conlleva a que Alberich ponga una maldición sobre el anillo: hasta que no le sea regresado, aquel que no lo tenga lo deseará y aquel que lo posea sólo recibirá penas y muerte.
Fricka, Donner y Froh aparecen y son recibidos por Wotan y Loge, quienes muestran el oro que se utilizará para rescatar a Freia. Fasolt y Fafner regresan con Freia. Desde un inicio, los dos insisten que debe de haber suficiente oro como para que Freia quede fuera de vista. Una vez se amontona todo el oro, Wotan debe entregar el Tarnhelm para poder cumplir la demanda de Fasolt y Fafner. Finalmente Fasolt muestra que hay un pequeño hueco entre todo el oro y que solamente se podrá cubrir con el anillo. Wotan se niega a entregar el anillo, por lo que los gigantes anuncian que se llevarán a Freia nuevamente.
En ese momento, el alma antigua de la tierra, la que todo lo sabe, emerge de las profundidades. Es Erda, la madre de las tres nornas que tejen el hilo de todos los destinos. La diosa prevé un ignominioso fin para los dioses y conmina a Wotan a que devuelva el anillo. El dios quiere saber más, pero Erda ya se ha hundido en las profundidades. Wotan, tras una breve meditación, arroja el anillo sobre el tesoro. Los gigantes liberan a Freia y mientras se dividen el tesoro, se inicia una disputa sobre cuál de los dos recibirá el anillo. Fafner asesina a Fasolt a golpes y se retira con toda la fortuna. Un Wotan horrorizado se da cuenta del terrible poder que tiene la maldición de Alberich.
Finalmente, los dioses se preparan para entrar en su nuevo hogar. Para limpiar el cielo, Donner crea una tormenta y una vez terminada, Froh invoca un arco iris que los dioses utilizan como puente para ingresar a su castillo. Wotan los lleva al castillo, al cual nombra Valhalla. Fricka pregunta a Wotan sobre el nombre y la respuesta es que su significado será revelado en un futuro.
Loge, quien medita sobre la hipocresía de los demás dioses, fantasea con acabarlos algún día con su fuego, y no los sigue al Valhalla. En el río Rin las doncellas lamentan la pérdida de su oro.

El telón cae.

Gracias por leer, Marta Mesa.
Fuente: Youtube.

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