martes, 29 de noviembre de 2011

Mitología irlandesa: Otro Mundo. Las Islas del Mar de Occidente

Según las tradiciones de los pueblos del extremo occidental de Europa, más allá del Océano se encuentran las Islas del Paraíso, que son tierras habitadas por seres sobrenaturales donde están ausentes las penurias y las desgracias. En la tradición irlandesa la novena ola es la frontera que separa el ámbito mortal del Otro Mundo, coincidiendo de este modo con los rituales practicados en la playa de La Lanzada (Galicia), en la que las mujeres que deseaban concebir un hijo hacían golpear su cuerpo contra nueve olas sucesivas.

Las antiguas creencias célticas de Ultratumba
Muchos geógrafos de la Antigüedad clásica nos narran la existencia entre los celtas insulares de islas consagradas a dioses y héroes. Entre ellas se encontraba Anglesey que era la isla sagrada de los druidas de Britania; las islas Scilly, donde se han encontrado restos arqueológicos de templos protohistóricos o algunas de las Islas Hébridas, que según la tradición gaélica eran hogar de demonios y fantasmas y en una de ellas, Skye, fue educado el héroe Cúchulainn por la guerrera Scathach.
El historiador bizantino Procopio de Cesarea narra cómo en aquellos tiempos aún se creía que la tierra de la muerte se situaba al oeste de la isla de Gran Bretaña. Según los mitos galos, las almas una vez que habían abandonado su cuerpo se dirigían a la costa noroccidental de la Galia y allí embarcaban hacia la antigua Britania. Cuando querían cruzar el mar, las ánimas se dirigían a las casas de los marineros, en cuyas puertas picaban insistente y desesperadamente. Los marinos abandonaban entonces sus casas y llevaban a los muertos a su destino en unas naves fantasmagóricas.
Todavía hoy existen residuos de tales creencias en las tradiciones bretona e irlandesa. En la mitología de Bretaña, se da el nombre Bag An Noz (barca de noche) a las embarcaciones que se encargan de llevar las almas de los difuntos a su destino, y Anatole le Braz, en su libro La legènde de la mort, narra la existencia de procesiones de ánimas que se dirigen a puntos costeros de Bretaña como Landernau para desde allí iniciar su último tránsito.
Se trata de tradiciones que aún hoy testimonian de las antiguas creencias célticas en un Más Allá situado al otro lado de la Mar.

Tír na nÓg, la tierra de los bienaventurados
Dos denominaciones del Otro Mundo celta muy comunes en los ciclos mitológicos irlandeses son Tír na nÓg, la tierra de los bienaventurados, un lugar eternamente verde que fue visitada por el caudillo pagano Oisín junto con sus compañeros y que con posterioridad aparecería como lugar común en multitud de cuentos de hadas, y Mag Mell, la planicia del deleite, que según la leyenda está regida por el rey fomoriano Tethra, si bien en otras versiones su gobernante es el dios del mar Manannan mac Lir.

Tír na mBan, la tierra de las mujeres
Las islas del Paraíso asumen diversas formas y nombres dependiendo del relato y del país en cuestión. Entre ellas se encuentra Tír na mBan, la tierra de las mujeres, a donde partieron Bran mac Febal y sus compañeros y donde permanecieron junto con las hadas que la habitaban y su reina 300 años que les parecieron uno sólo.


El Paradisus Avium
El Paradisus Avium, el paraíso de los pájaros, constituye otro arquetipo mitológico del que existen versiones tanto cristianas como paganas. Según las antiguas creencias célticas, los pájaros pueden ser mensajeros del Otro Mundo: En un texto mitológico irlandés, la Enfermedad de Cuchuláinn (Serglige Con Culáinn), se narra el encuentro que dicho guerrero tuvo con varias de estas criaturas, y que inspiró la obra de Chaikovski El Lago de los Cisnes.
Habiéndose reunido Cuchuláinn con sus compañeros para celebrar la festividad de Samhain, aparecieron repentinamente sobre un lago dos cisnes, uno de los cuales fue alcanzado por las flechas del héroe, a pesar de lo cual logró huir. Pero para desgracia del héroe, los pájaros resultaron ser sídhe, mujeres del Otro Mundo, que poco tiempo después regresaron al lugar y golpearon a Cuchuláinn hasta dejarlo en coma durante un año.
El mito de los pájaros del inframundo se documenta entre los galos, donde era frecuente la advocación de Tarvos Trigaranos, que venía representado por la figura de un toro acompañado de tres grullas, y también entre los galeses, pues el Mabinogion nos habla de los pájaros de Rhiannon (diosa galesa de los caballos), que asentados en la Bahía de Cardigan, son capaces de matar a los vivos y resucitar a los muertos con su canto.

El manzano, árbol céltico de la inmortalidad
En la mitología céltica, el manzano es el árbol del Otro Mundo por antonomasia, y aparece como lugar común en multitud de echtrai irlandeses así como en diferentes relatos galeses. En los mitos artúricos, Ávalon era la isla donde vivía el hada Morgana junto con otras ocho hechiceras y a donde fue llevado el rey Arturo tras su derrota en la batalla de Camlann. Según la descripción de Geoffrey de Monmouth, esta isla era un lugar eternamente verde donde iban a parar los guerreros muertos en la batalla y en cuyo centro se alzaba una pequeña ermita edificada por José de Arimatea. Se ha llegado a identificar la Isla de Avalón con la pequeña población inglesa de Glastonbury, que en tiempos del rey Arturo se elevaba sobre una isla rodeada de pantanos.
También en Irlanda se relaciona el manzano con el Más Allá y en el ya citado viaje de Bran la última estación recibe el nombre de la Pomarada Bendita. De ese lugar llegó una mujer portando una rama mágica de manzano que mostró al héroe, y con ayuda de la cual logró convencerlo para partir hacia el Oeste. También el navegante Máel Dúin visitó dicha isla, que estaba cubierta de un espeso bosque del que arrancó una rama: Entonces "tres días y tres noches permaneció la rama en su mano, y al cuarto día habían nacido tres manzanas en el extremo del ramo. Durante cuarenta días, cada una de esas manzanas bastó como alimento". Es conocida asimismo en la mitología irlandesa la historia del rey supremo Cormac mac Airt, al cual, mientras reposaba sobre las murallas de Tara, se le apareció un mensajero del País de las Hadas que le ofreció una rama mágica de la que pendían tres manzanas de oro a cambio de tres deseos: Cormac accedió a ellos y se hizo con dicho objeto. El mito céltico de la rama de la inmortalidad aparece cristianizado en la Vida de San Amaro, concretamente en el episodio en que la santa Baralides hizo su aparición repentinamente portando una rama de uno de los dos árboles del paraíso, el árbol del deleite, con ayuda de la cual consoló al monje Leónites.

Mitos solares
En los relatos de viajes míticos del folclore de los países celtas existen dos islas que portan reminiscencias de los antiguos cultos paganos al Sol. Una de ellas es la Magna Insula Solistitialis que visitó el monje Trezenzonio allá por el siglo VIII, y la otra es la isla de Valdedueñas, a la que arribó San Amaro y en la que las fieras se despedazaban entre ellas la mañana de San Juan. Sin embargo, en los immrama irlandeses no existe mención alguna de islas relacionadas con mitos solares. 
Almudena Morales Montes.
Fuente: Internet.

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